lunes, 19 de noviembre de 2007

PRESENTACIONES DE EDICIONES NOWTILUS


En el mundo del libro no se puede permanecer quieto. Hay que moverse, moverse y seguir moviéndose, de lo contrario te caes. Siguiendo esa idea, Ediciones Nowtilus ha presentado estos días dos libros , para acercarnos a nuestros lectores y que éstos puedan conocer a la persona que se esconde detrás del nombre. Así, los lectores han podido escuchar a Carlos Andrade hablar, emocionado, de su primer libro después de haberse emocionado ellos mismos con las historias de Orestes Lagoa y Bruno Broa.
Fue en la sala de Ámbito Cultutal, el martes 13 de noviembre. Rodeado de padrinos como Ramón Pernas y Edmundo Paz Soldán, además del apoyo del editor de Nowtilus, Santos Rodríguez, Carlos confesó que estaba viviendo un sueño: la publicación de su primer libro, un sueño buscado durante mucho tiempo, que le ha costado más de lo que podríamos imaginar, largas noches en vela y paseos por los alrededores de su casa, mientras daba vueltas a los personajes, al narrador, a las situaciones...

Aquel diluvio de otoño ha sido el resultado de todo ese esfuerzo, una obra evocadora y personal, que el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán considera como "un claro retrato del realismo hispánico de los años 60. Recrea una atmósfera difícil de encontrar en la narrativa actual."

A caballo entre la Galicia profunda y Nueva York, entre la taberna de un pueblo y el Madison Square Garden, se cruzan las historias del pequeño Orestes Lagoa y el boxeador Bruno Broa, reflejo las dos del duro combate que puede ser la vida y de las dificultades que hay que enfrentar.




En la Feria del Libro de Cartagena presentamos unos pocos días antes, el domingo 11 de noviembre, La cocina del Cid. Una nueva ocasión para disfrutar tanto con la gastronomía como con los libros, para conocer mejor una época apasionantes desde una óptica insólita. Miguel Ángel Almodóvar desgranó los secretos de la comida con la que los guerreros medievales cogían fuerzas antes y después de la batalla, el simbolismo de la carne (a la que se le atribuían cualidades especiales) y otros aspectos desconocidos.

La importancia de la alimentación en los lejanos siglos medievales se nos aparece en estas páginas. La comida no era un placer como pueda ser hoy en día, sino una cuestión de auténtica supervivencia en una sociedad continuamente amenazada por el hambre. Las recetas que se presentan en el libro nos ofrecen la posibilidad de estudiar la sociedad medieval, puesto que la comida se convirtió en un elemento de distinción social. A través de sus grandes banquetes, realizados para celebrar grandes acontecimientos, los estamentos señoriales mostraban su poder y su preeminencia social; la caza se convirtió en el ejercicio favorito de la nobleza, para lo cual se reservaba los bosques para ella sola (la pena por cazar en ellos llegaba hasta la muerte)… Mientras, la mayoría de la población apenas podía degustar más de una comida al día, basada en vegetales y, sobre todo, pan.

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