La muerte de este gran guerrero no tuvo nada que ver con su vida. Murió de una pulmonía que contraída al caer de su caballo, borracho, y dormir toda la noche en un charco. Dos días después de este accidente, el 17 de febrero d
e 1909, se dio el último estertor de la resistencia india. Los indios serían encerrados en reservas, sin derechos, perdiendo toda su identidad, y sin ninguna posibilidad de protestar. El único derecho que se les ha dado, y esto ha ocurrido hace pocos años, es el de construir casinos en sus reservas, una forma de obtener ingresos. Y han podido cambiar algunos monumentos, como el conmemorativo de la batalla de Little Big Horne (donde un loco llamado Custer fue masacrado junto con todo el VII de Caballería) que ahora ha pasado a conmemorar la última gran victoria india frente al opresor blanco.
Ya que a los conquistadores les interesaba más el territorio que los habitantes pocosabemos realmente de estas culturas de nativos americanos, de sus vidas y costumbres de sus ritos y tradiciones. De una raza de guerreros y de luchadores, no sólo en la guerra sino, sobre todo, en la vida. Sí sabemos, por ejemplo, la forma en que un niño o niña se convertía en adulto. Alrededor de los 14 años pasaban por los ritos de iniciación. Los chicos se convertían en "el que va a capturar un caballo". Pasados los ritos de purificación, abandonaban el poblado antes de que el sol calentara la pradera. Las manadas estaban lejos, caminaban días sin parar y sólo bebían agua en el río. Cuando divisaban la manada se acercaban, entonces los caballos echaban a correr en estampida. Tras varios intentos algún caballo acaba por apartarse de la manada, y ya solitario, seguía huyendo algún tiempo, pero la resistencia del caballo sin comer ni dormir es menor que la del ser humano. Al tercer día, hambriento el caballo, el indio conseguía que comiera de su mano, se dejara acariciar, y saltar varias veces por encima de su lomo, de un lado a otro, sin montarlo. Así conseguía que el caballo lo aceptara como jinete.
Para las chicas era una ceremonia entrañable que duraba toda una noche de danzas (la danza de los espíritus de la montaña). La última conocida fue la ceremonia para la nieta de Gerónimo, donde los indios se las arreglaron para hacer el ritual a escondidas de curiosos y periodistas, por lo que sólo conocemos las formas, los vestidos, pero no la esencia.
Todo esto se ha perdido. Una cultura que no medía su evolución por su tecnología sino por los lazos con la madre Tierra, a la que veneraba y respetaba, tomando prestado de ella todo lo que necesitaba.
BREVE HISTORIA DE LOS INDIOS NORTEAMERICANOS
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