Jesús Hernández se ha convertido en los últimos años en un autor de referencia dentro de la divulgación histórica. Suyos son Enigmas y misterios de la Segunda Guerra Mundial e Historias asombrosas de la Segunda Guerra Mundial, obras que han permitido a mucha gente descubrir aspectos desconocidos y sorprendentes de ese terrible conflicto. En este artículo, nos habla de la importancia de investigar sobre aspectos que, quizá, resulten menos convencionales de la contienda, pero que también tienen gran importancia para el devenir del conflicto:
"La Segunda Guerra Mundial ofrece a cualquier lector un extensísimo campo en el que poder experimentar un inagotable catálogo de sensaciones. El conocimiento del conflicto que arrasó el continente europeo entre 1939 y 1945 proporciona un colorista abanico en el que se pueden contemplar las escenas más heroicas junto a las más trágicas, los momentos más felices al lado de los gestos más desesperados, en suma, en el estudio de esos seis años de sangre y fuego podemos comprobar los extremos de la existencia humana.
Posiblemente debido a que ese conflicto supone un insólito compendio del dolor y de la esperanza que han acompañado al ser humano desde sus inicios, el interés por todo lo que hace referencia a la Segunda Guerra Mundial es cada vez mayor. Pero los lectores saben que, por mucho que penetren en el conocimiento de este periodo histórico, siempre quedará un terra incognita que permanecerá a la espera de un nuevo esfuerzo para hollarla.
Para satisfacer ese deseo de buscar nuevas fronteras, he apostado por ofrecer al lector un enfoque original y novedoso de la contienda, pese a la dificultad y al riesgo de ese propósito. Por tanto, mi interés se centra en ofrecer al lector los episodios que normalmente se sitúan en los márgenes de los libros de historia, a los que los especialistas no conceden la importancia necesaria para figurar con el mismo tamaño de letra que el relato del devenir del conflicto, pero que son, en ocasiones, mucho más significativos para saber de los temores, los anhelos y la voda cotidiana del soldado, el que, en definitiva, debía enfrentarse diariamente al reto de la muerte, y que suele ser el gran olvidado.
Los historiadores se han centrado sobre todo en las grandes campañas militares, las decisiones políticas o la grandes cifras de producción de armamento, pero han dejado también de lado la pequeña historia que ofrece el lado más humano del fenómeno bélico; son esos episodios sin importancia aparente pero que reflejan aquella conflagración en todas sus dimensiones, una guerra que, sin duda, es de permanente actualidad.
Han pasado ya más de seis décadas desde la finalización de aquel choque armado a escala nunca vista, pero no pasa un día sin que su recuerdo se haga presente, hasta confundirse con la actualidad. Pero no hay que extrañarse de que la Segunda Guerra Mundial continúea entre nosotros de un modo u otro, y de que lo siga estando en las próximas décadas; millones de documentos esperan pacientemente a que un día sean extraídos de sus polvorientas carpetas y salgan a la luz. Inexplicablemente, su carácter secreto impide que eso pueda suceder por el momento. Ese lejano día, cuando toda la información esté a disposición de los especialistas, serán precisamente ellos a los que les corresponderá el enorme privilegio de volver a escribir la historia.
Pero hasta que llegue ese momento, si es que logramos asistir a él, el lector puede seguir deleitándose con todo lo que conocemos hasta hoy, que no es poco. Historias en las que el valor se puso a prueba de un modo inconcebible para nosotros, sucesos en los que la crueldad alcanzó límites insospechados, hechos aparentemente triviales pero cuyas consecuencias podemos comprobar en nuestros días, están ahí para sorprender y asombrar al lector máa avisado. Tan sólo hay que sentarse, leerlas... y disfrutar con ellas."
1 comentario:
En una ocasión vi en un documental algo curioso, que desconozco si sale en este libro, a propósito del desembargo de Normandía (que me corrijan si me equivoco):
Cuando ya habían pasado la barrera de la playa y los nazis se estaban rindiendo... cuenta una testigo que todavía vive en una casa cercana a la playa donde ocurrió el desembarco que, de joven, estando en su habitación en un segundo piso, pudo ver a un chico que formaba parte del ejército de los aliados andando por el mismo camino por el que andaba otro chico nazi, ambos en sentido distinto -andando uno hacia el otro, con una distancia de 50 metros entre ellos.
Cuenta la testigo -ya anciana- que se temía lo peor: en cuanto el uno se diera cuenta de la presencia del otro comenzarían a dispararse: ¿cual de ellos moriría?.
Sin embargo, pasó algo curioso: en cuanto uno se dió cuenta de la presencia del otro, casi al mismo tiempo... ambos bajaron la cabeza y siguieron su camino. Explica la testigo que la razón más probable es que su juventud y su instinto de supervivencia pudiera más que un posible odio entre naciones: nadie dispara nadie sale herido.
Hay otra anécdota -espero que ninguna de ambas salga en el libro :-) que cuenta como, en la guerra de trincheras, llegada la navidad... los soldados aliados y los soldados alemanes firmaron una tregua y entre ellos organizaron unos partidos de futbol.
Solamente cuando uno de los superiores de un bando -o de ambos bandos, a saber- se enteraron del asunto hubo una reprimenda y les obligaron a en fin... dejar el balón a un lado y seguir matándose unos a otros.
Ahora que lo recuerdo, algo así pasó en la guerra civil española e hicieron una película de ello... ¿o la película, de cuyo título no me acuerdo, era ficción?.
Saludos, Fernando Javier
Fernando Javier Álvarez Guiadanes
Vigo, Pontevedra
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